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Stephen Covey

6.1.06

Borges, un bárbaro en Japón

La influencia de la literatura nipona en la obra del escritor demuestran la admiración por ese país que describía como “plenamente civilizado”.

Borges afirmaba que Japón podía salvar a Occidente de la decadencia y que de Oriente volvería la sabiduría. Ponderaba el haber conseguido amalgamar Oriente y Occidente y a su población “que se comporta según ponderables pautas éticas y una alta espiritualidad exenta de dogmatismo y de fanatismo”. La amabilidad y la cortesía generalizada le parecían “la manifestación más inmediata de su alto nivel cultural”.

Se dice que su interés por Japón surgió de la traducción que hiciera en 1941 del libro Un bárbaro en Asia de Henri Michaux. Consideraba a La historia de Genji, obra del siglo XI, como la máxima expresión de la prosa japonesa, El libro de almohada (siglo X) como un clásico, y Los cuentos de Ise, los incluyó en la colección de su biblioteca personal. Entre los contemporáneos reconoció a Ryunosuke Akutagawa (1892-1927) y Yukio Mishima (1925-1970).

En su obra, Japón aparece en El oro de los tigres (1972) en el que ejercita el tanka que son poemas clásicos de cinco versos de 5-7-5-7-7 sílabas. Se suman otros poemas que compiló en La cifra (1981): Shinto, El forastero, Diecisiete haikus, El bastón de laca, El go y Nihon (Japón). Su interés por el budismo lo llevó a publicar junto a Alicia Jurado el recomendable ensayo Qué es el budismo.

Su obra fue conocida en Japón durante la década de 1950, y desde entonces una decena de libros suyos se editaron en japonés. Es uno de los escritores latinoamericanos más divulgado, y Ficciones se publica hoy en las colecciones de bolsillo de literatura universal.

Su vocación hacia ese país le valieron una beca de la Fundación Japón para visitarlo durante un mes, lo que sucedió en noviembre de 1979. De esa visita quedaron innumerables anécdotas de conferencias, reportajes y reflexiones que se reflejaron en el libro “Borges en Japón, Japón en Borges” (Eudeba, 1988) de Guillermo Gasió, también recomendable.

En estos tiempos en que tanto se habla y escribe sobre la argentinidad y nuestro destino trágico como país me gustaría compartir alguna de esas anécdotas:

Ante la pregunta de un periodista en un reportaje acerca de su impresión a tres semanas de haber arribado a Japón, Borges responde: <>. Y más adelante afirma: <>.

Y sigue: <>.

En otra ocasión: <>. <>.

Y finalmente en ocasión de visitar un templo y contemplar una estatua de Buda: <>.


Nota de opinión de Luis María Lafosse publicada por el diario El Tiempo de Azul, el día 10 de octubre de 2005

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