Origen de la controversia sobre su defensa de la dictadura militar de 1976
A comienzos de los años 80, Jorge Luis Borges recibió el premio Miguel de Cervantes. En una nota publicada en el diario La Prensa el 27 de enero de 1980, declaró: “dos regalos coronan mi vida: mi viaje al Japón y este premio”. En efecto, Borges había conocido el Japón durante todo el mes de noviembre de 1979 en un viaje que vivió como una experiencia ansiada y única.
La genialidad de Borges no sólo alcanzó a su obra, sino a un humor e ironía que también caracterizaron muchas de sus declaraciones públicas. Y cuando estas refirieron a temas políticos fueron en general controvertidas.
La relación entre Borges y los sectores de la Argentina comprometidos con la defensa de la democracia y los derechos humanos no fue buena. Aún hoy existe cierto recelo hacia el escritor por la defensa que en algún momento realizó de los militares que nos gobernaron durante el último gobierno de facto entre los años 1976 y 1983.
Tan controvertida relación, tuvo su origen durante la estadía de Borges en ese país. Durante ese mes la cargada agenda de actividades y experiencias, sumado a numerosos encuentros con la prensa, demuestran que ese viaje lo llevó a reflexionar mucho acerca de la argentinidad que hoy tanto nos cuestionamos.
Las declaraciones completas se publicaron en el número del 1º de enero de 1980 de la revista japonesa Información Latinoamericana, en una entrevista muy larga y sin una línea de desperdicio. En un diálogo en el que se referencia a lo bueno de la Argentina, Borges y el periodista comentan:
Borges:…En este aspecto la Argentina es diferente. La mayoría pertenece a la clase media. En cualquier parte esto es esencial. Desde el punto de vista cultural, la clase media es la clave de todas las clases sociales.
Periodista: Eso es parecido a Japón…
B: Eso es bueno. Por lo menos en la Argentina no existen casi diferencias entre el “pueblo” y la aristocracia. Piensan casi igual y son nacionalistas. Son fanáticos del deporte y les encanta pensar seriamente sobre el fútbol (ríe). También son buenos para ganar dinero.
P: En ese aspecto también son iguales a la clase media japonesa.
B: Desde los puntos de vista ético y moral diría que esos son los mejores países. En el caso de la Argentina en estos momentos no es un país demasiado eficiente, pero está gobernada por militares bienintencionados y caballeros. En la época de Perón al país lo gobernaban los mafiosos, los cafishios y los ladrones. Le robaban al pueblo y la ética cayó al suelo. Ahora pienso que están tratando de hacer las cosas lo mejor posible. En la época de Perón, la Argentina estaba económica y éticamente en lo peor. La corrupción y la coima cundían por doquier, especialmente entre los políticos. Los políticos son mentirosos. Las promesas públicas, las sonrisas fingidas, las fotos para el recuerdo… Son algo impresionante. Bernard Shaw decía en una de sus obras teatrales: “Fulano era un político clásico. Tenía el aspecto de un ladrón frustrado en su intento de arrepentimiento, que con buena ropa trata de ocultar su propia identidad”. Así son los políticos.
Con sus elogios a los gobernantes de entonces y una nueva vuelta de tuerca a su encono contra el peronismo, además de mostrar su poco oportunismo para las declaraciones políticas, terminó de granjearse el rechazo de demócratas además del ya logrado de los justicialistas.
No obstante, leyendo con detenimiento algunas de sus frases, y considerando el momento, no hay que dejar de destacar la visión de Borges respecto a la crisis ética, moral y política que hoy vivimos y que es propiedad de todos sin distinciones, y es allí donde su genialidad y capacidad de análisis está intacta.
Nota de opinión de Luis María Lafosse publicada por el diario El Tiempo el lunes 15 de agosto de 2005
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