If we keep doing what we're doing, we're going to keep getting what we're getting.
Stephen Covey

6.1.06

Viajar en tren

Junto al servicio de correos, el tren es el servicio público más útil y eficiente en Japón.

Hace algo más de tres meses Japón sufrió uno de los accidentes ferroviarios más importantes a partir del descarrilamiento de un tren urbano que se incrustó en un edificio de departamentos, y en el que perecieron 107 personas. El motivo del descarrilamiento fue el exceso de velocidad y el motivo del exceso de velocidad fue el atraso de 90 segundos en el horario.

Este trágico ejemplo lo comparto pues el respeto al horario de partida y llegada es el principal atributo que tiene el servicio en ese país, y no la velocidad de transporte. Consideremos que la puntualidad es la principal organizadora de la vida de las personas y una norma no escrita allí indica que se debe cumplir.

Espacialmente el servicio cubre con sus 26000 km de vías, y como las arterias de un cuerpo humano, hasta el último rincón del país. Si ese rincón es una isla, existe una conexión con un ferry para comunicarlo. El servicio se divide por sus características en tres: los trenes urbanos y semiurbanos locales, los trenes regionales y el tren bala. Son de trocha angosta y en su gran mayoría eléctricos.

Los trenes urbanos y semiurbanos son aquellos que vinculan campo con ciudad o estaciones de una misma ciudad. Son servicios útiles para ir hasta un determinado lugar o interconectar con cualquiera de los otros servicios de tren, subterráneo, colectivo o ferry. Son a veces pequeños trenes de dos vagones con comodidades mínimas pero limpios, que no superan los 60 km por hora y que llegan desde y hasta el campo.

Los trenes regionales son aquellos que vinculan ciudades con más habitantes, son más veloces (100, 150 km por hora) y disponen de comodidades y atención con camareras. Estos servicios tienen una importancia considerada para el turismo regional pues llega hasta los centros turísticos locales y es posible adquirir paquetes que incluyen transporte, alojamiento y comidas.

Finalmente el tren bala que brinda servicios desde el año 1964, hace 41 años. Comenzó vinculando las dos principales ciudades –Tokyo y Osaka- a 210 km por hora. En la actualidad supera los 300 km por hora y en todos los años que lleva funcionando jamás tuvo una fatalidad. Hoy vincula las principales ciudades del país. El servicio de a bordo es similar al de un avión y al igual que en todos los otros servicios una voz en idioma japonés e inglés va avisando cual es la estación que se aproxima.

Las principales estaciones de tren de cada ciudad cuentan con centros comerciales que incluyen supermercados, restaurantes, tiendas y todas las estaciones tienen un gran estacionamiento de bicicletas que es uno de los principales medios de transporte de ese país.

La mayoría de los japoneses desde obreros hasta gerentes de empresas, pasando por estudiantes, se desplazan desde su casa hasta la estación en bicicleta que dejan en el estacionamiento con un simple candado. Algunos hasta tienen dos bicicletas una para ir desde su casa a la estación de partida y otra que lo está esperando en la estación de destino, a la que monta para ir hasta el trabajo o escuela. El transporte en bicicleta no está asociado ni a una edad especial ni a ningún estrato social.

En el año 1987 buena parte del servicio ferroviario fue privatizado. El motivo que determinó esa opción fue el fuerte rojo en los números, pero no la calidad del servicio. Viajando en tren no se sabe nunca si el servicio es público o privado. El servicio es igual, cuesta lo mismo y todos lo pueden pagar.

En el desarrollo ferroviario de ese país existe una constante superación tanto en los servicios que se brindan como en el diseño de coches, buscando mayor confortabilidad, seguridad y calidad, entre otros atributos. Ese desarrollo denota con mucha fuerza la pasión con la que se toman las cosas. Una pasión que demuestran todos quienes prestan el servicio, pues saben que arriba de esos trenes van todos los recursos humanos del país a trabajar por el país, y a esa gente se la debe cuidar.

En donde más se ve esa pasión es en los guardas de estación que cuidan cada detalle, que cuando está por llegar el tren lo esperan en el andén y saludan al maquinista, y que al irse se quedan mirando la formación que parte y la saludan haciendo la venia hasta que casi se pierde de vista.


Nota de opinión de Luis María Lafosse publicada por el diairo El Tiempo de Azul, el día lunes 24 de octubre de 2005

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